La Sed que el Mundo no Puede Saciar: 3 Razones por las que Te Sientes Vacío a Pesar de Tenerlo Todo
- Caminante
- 13 oct
- 3 Min. de lectura
Lo has conseguido todo: El título, el trabajo, la relación, la meta que te propusiste. Por un momento, hay una sensación de logro, pero pronto, un eco familiar regresa: una inquietud, una sensación de vacío. Una sed... Si esta sensación te resulta familiar, no estás solo y no hay nada roto en ti. De hecho, es la señal de que una inteligencia más profunda está empezando a despertar.
Esta sed profunda, este anhelo que persiste, es quizás la experiencia más universal del ser humano. Pero, ¿por qué parece que nunca mengua, sin importar lo que hagamos?. La razón es que intentamos saciarla en los lugares equivocados. Aquí exploramos tres de las razones más profundas de esta sensación.
1. El Error de Identificación: Creemos ser la Ola, olvidando el Océano
Desde pequeños, construimos nuestra identidad sobre cimientos temporales. Creemos que somos nuestro nombre, nuestro cuerpo, nuestra profesión, nuestra historia personal. Como una ola en el mar, nos identificamos completamente con nuestro drama individual: nuestro ascenso, nuestra fuerza y nuestra inevitable caída.
El problema es que las olas, por su naturaleza, son efímeras. Al aferrarnos a estos atributos temporales como si fueran nuestra identidad permanente, nace todo nuestro sufrimiento, miedos y angustias. Buscamos la plenitud en una forma que está destinada a cambiar y desaparecer, mientras ignoramos la vasta e inmutable esencia de la que estamos hechos: el océano mismo.
2. El Límite de Nuestros Sentidos
Vivimos confiando ciegamente en la realidad que nuestros sentidos nos presentan. Afirmamos con total certeza lo que vemos o tocamos, pero olvidamos que cada sentido tiene una función específica. No podemos usar el oído para saber si el cielo es azul, porque para conocer algo se debe utilizar el instrumento de conocimiento apropiado.
Los antiguos sabios llamaron a esto Pramana. ¿Y si nuestros sentidos, perfectos para el mundo de las formas, simplemente no fueran el instrumento correcto para conocer la Verdad última?. Intentamos comprender lo infinito con una mente finita y percibir lo inmutable con sentidos cambiantes. Esta es la razón por la que el apóstol Pablo mencionó que "el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu, porque para él son locura". La fuente de nuestra inquietud es intentar descifrar un misterio espiritual con herramientas meramente físicas.
3. La Falsa Promesa del Exterior: Buscas la Fuente donde no está
Desde el momento en que nos sentimos separados del todo, comenzamos a buscar a Dios o a la paz externamente. Proyectamos nuestra idea de plenitud en el próximo logro, la próxima relación o la próxima experiencia, ignorando nuestra propia naturaleza divina. Buscamos la fuente en el arroyo, sin darnos cuenta de que ya somos el manantial. —Si conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús a aquella mujer junto al pozo—, tú le habrías pedido a él y él te habría dado agua viva.
Esta búsqueda externa es interminable porque el mundo de las formas nunca podrá llenar un vacío que es de naturaleza espiritual. Es un intento de saciar una sed del alma con agua salada.
Conclusión: La Bendición de la Sed
Si sientes esta sed, no desesperes. No es una señal de que estás fallando, sino de que estás despertando. Esa inquietud no es un error, es tu brújula interior. Es el llamado de vuelta a una plenitud que has olvidado. Es el primer y más importante paso en el verdadero viaje: El Regreso a Casa.
Llamado a la Acción: ¿De qué formas has intentado saciar esta sed en tu vida? ¿Qué pasaría si dejaras de buscar afuera por un momento? Te invito a explorar la sección de "El Camino" en esta web para entender el viaje que te espera. Ponte en contacto con nosotros si hay en ti el llamado a iniciar el camino de Regreso a Casa.





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