El Regreso a Casa no consiste en adquirir nuevos conocimientos o habilidades, en trabajar en la persona, si no en eliminar la ignorancia que nos impide ver lo que ya somos.  Es un camino de desidentificación con lo que creemos ser y que nos limita de vivir la plenitud del Ser y de la misma manera es un camino a realizar lo que siempre hemos sido, conciencia plena.

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Todo comienza con una pregunta, una sed, una profunda inquietud.  Es el momento en que nos damos cuenta de que nuestra percepción de la realidad puede ser limitada y que el mundo que percibimos con los sentidos quizás es solo un reflejo de algo mucho más vasto. Este llamado es la primera señal de que el alma está lista para volver a su origen.

Si sientes el llamado, si te sientes cansado de trabajar en ti mismo, si reconoces en tí una búsqueda honesta, que nace del corazón, el camino te espera

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Para emprender el regreso, necesitamos dos apoyos fundamentales que facilitan la gracia y abren el corazón: la Fe y la Humildad.

 

Sí bien no hay un método o una fórmula para realizar lo que ya somos, el coaching acompañamiento que comparto parte de tu experiencia personal para de allí caminar hacia la totalidad, la no dualidad, la disolución de la idea de la separación, la separación con los otros, la naturaleza, la separación con Dios.

 

El rumbo del camino es un proceso práctico para diferenciar lo real de lo irreal, por un lado el acompañamiento personal (coaching) para indagar en lo que no somos y por otro lado la entrega a través de la meditación para reposar en el Ser, la conciencia que somos.

 

La culminación de este camino es la experiencia directa de la Verdad.  No es un final, si no un proceso constante, sin tiempo, sin espacio. Es la realización que revela la paz y plenitud que va más allá de cualquier entendimiento. No es alcanzar un nuevo estado, sino permanecer en el Ser, en la casa de la que, en verdad, nunca partimos, la que hemos sido desde antes incluso de nacer.